Conversamos tras la pantalla con Jazmín García Sathicq, artista y creadora teatral con enorme trayectoria, quien nos contó todo sobre la reciente publicación de su libro (en plena pandemia), y cómo le hace frente a las circunstancias desde el teatro independiente, espacio que habita desde hace más de veinte años.
Equipo de Redacción Revista El Pasajero
Junio 2021
¿Qué es lo que mueve a hacer teatro tras 20 años de trabajo y producciones ininterrumpidas?
Por un lado la pasión, ese deseo que mueve a hacer y producir. Si bien va acompañando la transformación de una como persona, siempre el deseo de hacer es lo más genuino. La voluntad y el deseo salen de la pasión por el hacer. Por otro lado creo que hay algo que siempre está que es la búsqueda de poder traspasar y explorar los límites del lenguaje, tanto desde la dramaturgia escénica como literaria. Poder explorar las zonas en que eso se quebraría para dar lugar a algo nuevo, desde el aspecto formal del lenguaje y según lo que una y la grupalidad esté indagando. Aparte de la función comunicativa y social, en lo personal es mi forma de confrontar, bucear, indagar sobre aquellos aspectos que me interesa dar respuesta, posicionarme y descubrir. Indagar sobre lo social, lo político, las voces de las minorías.
Desde que comenzaste hasta hoy ¿cómo ha ido evolucionando tu concepto de la dramaturgia teatral? ¿creés que hay rupturas o continuidades al respecto?
Mi formación como actriz y docente/profesora de teatro siempre me hizo ver la creación dramatúrgica desde el hecho escénico y el juego teatral. Mi relación con la escritura no viene vinculada desde lo literario en sí, sino más relacionado con la propia teatralidad y a partir de ahí poder imaginarme mundos, ir creando espacios ficcionales y una lógica que vaya constituyendo un universo. En ese sentido pienso en una dramaturgia en la que los conceptos y las ideas van armándose en ese juego, de los personajes con las acciones, de su interacción con el espacio, del mismo simbolismo que se produce a partir de la utilización de determinados signos en la lógica de ese universo. Es la herramienta base que nos da un montón de información para crear en lo teatral ese universo en concreto. Es un elemento con el que yo entro en tensión al momento de llevarlo a la puesta en escena, lo relativizo, lo discuto, me peleo con él. Incluso a veces me sorprendo de las significaciones que puede adquirir en el juego de la escena, que quizás de manera inconsciente las había puesto en juego a la hora de escribir. Es una herramienta más de exploración e indagación. No soy muy protocolar y solemne con el texto. Lo orgánico es lo que sucede ahí, en la textualidad de la escena, en el juego de los actores y todos los elementos del dispositivo escénico. Ahí empieza a latir un sentido que adquiere otra entidad por fuera de lo escrito. Una entidad única y concreta. Eso es lo valioso.
¿Cómo trabajar colectivamente en un momento en que se nos restringe una de las cosas más elementales del teatro?
Desde el sector cultural en general, y el teatral específicamente, estamos en una situación crítica ya que las posibilidades de trabajo fueron prácticamente reducidas al máximo. A pesar de toda esa situación, las grupalidades que se reúnen alrededor de la creación teatral siempre piensan los modos alternativos de poder seguir haciendo. En esta circunstancia apremiante, y según los distintos períodos que las restricciones fueron marcando, surgieron muchas propuestas que tienen que ver con resignificar el espacio público (y privado), a través del teatro callejero y la performance. De la misma manera se ha avanzado en relación a este “tecnovivio”, esta teatralidad mediada por la tecnología en un tipo de narrativa más cercana quizá a lo audiovisual. Lo que está en juego no es si es ó no teatro, porque el teatro requiere del "convivio" en el momento, pero sí son formas de teatralidad que pueden utilizar componentes del lenguaje para producir un producto artístico. En ese sentido está bueno armar redes solidarias de trabajo, para que por lo menos tengamos posibilidades de trabajar. Nuestra profesión está verdaderamente precarizada, en el teatro independiente no hay garantías estables en relación a lo laboral ó seguridad social.
¿Qué consecuencias tiene pensar el teatro en su dimensión política?
En primera instancia político es que haya una producción poética en base a una corporalidad subjetiva que se pueda manifestar, y más si eso se da a través de un hecho colectivo para producir un sentido. Lo que está en juego es poder materializar y que esté ahí latente lo invisible, lo inefable, lo vedado. Sino sería solo un acto de denuncia. La potencia política del teatro es algo que sucede y de pronto te da un cimbronazo, te interpela en tu integridad como persona, y te deja cuestionando algunas cosas que no tenías pensado en tu cabeza cuestionar. Y que te sensibiliza de una manera que te genera un interrogante, una pregunta. Nuestras audiencias son mínimas, pero nuestro teatro es muy potente y eso los políticos lo saben.
Este año presentaste dos obras, ¿cómo fue eso?
Sí, este año presentamos otras dos obras con funciones con presencialidad, llamadas “Memorias de un pasaje hacia el olvido”, producción que me habían pedido para inaugurar el bicentenario del Centro de Arte de la Universidad; y “Barrer la obra, barriar lo obrado” (en el marco del festival Danzafuera en barrio Hipódromo) la cual fue muy interesante por el modo en cómo se dio en la interrelación con la gente. La situación de pandemia nos hizo que sí o sí fuesen al aire libre y entonces repensamos los modos de convivir y reflejar la espacialidad. Quedaron suspendidas hasta que podamos volver, que seguramente reestrenemos. También quedó suspendida “Los cielos encima”, que está en el libro.
¿De qué se trata tu reciente libro publicado?
Estando en cuarentena y con esta imposibilidad del ensayo para la producción me senté escribir estas dos obras que se encuentran incluidas en este primer libro (a pesar de las tantas producciones realizadas durante el recorrido). Es una edición independiente y autogestiva donde tuve el honor de que Jorge Dubatti escribiera el prólogo. Son dos obras de teatro llamadas “La arrogancia de la piedra” y “Los cielos encima” y son los dos próximos proyectos a producir. La idea es una vez que estrenemos “Los cielos encima” podamos empezar la producción de “La arrogancia de la piedra”.
Ése es entonces el derrotero, la dirección hacia donde avanzan este año, ¿o hay aún algo más?
El año pasado iniciamos un ciclo de entrevistas que se llamó “CONVERSA-ACCIONES” por Instagram Live, sobre temas como los cruces y fronteras del teatro y otras disciplinas del saber. Fue un ciclo internacional, estuvo D. Carnevali de Italia, Banal de España, Pensotti de Argentina, y Soares de Brasil. Este año la idea es darle continuidad a ese ciclo. También tengo pensado iniciar un micro proyecto de Streaming.
¿Todo ese material puede encontrarse en tu web personal?
Sí, en la página (www.jazmingarciasathicq.com) está la información de casi la totalidad de mis obras, además de mi reseña personal e información sobre proyectos. El ciclo de “CONVERSA-ACCIONES SOBRE EL TEATRO” también puede encontrarse en mi canal de Youtube “García Sathicq”.
| Agradecimientos por el espacio a DYNAMO Teatro. |
Equipo de Redacción Revista El Pasajero
Ph: Roberto Borda
Junio 2021.